Pies para mimar
Ahora que las sandalias vuelven con todo, tus pies tienen que estar no sólo perfectos, sino también suaves y nutridos. ¿Te contamos cómo?.
Por si todavía no te enteraste, este verano los pies van a ser el centro de todas las miradas. Explicación: vienen con todo unas sandalias super extrañas, llenas de flecos y flequitos, capaces de atraer los ojos hacia abajo como un imán. De allí que tus pies, que cada verano quedan expuestos, esta vez deban verse más impecables que nunca. A leer atentamente entonces este plan exprés de suavidad suprema para que los tuyos puedan superar la prueba como si tal cosa.
- Tres pasos clave
- Empecemos por el principio: ¿qué pie es hermoso? El que está hidratado, libre de grietas y durezas y con cada una de sus uñas perfectamente cuidada. Por eso, lo primero que te vamos a proponer es que sometas a los tuyos a una sesión intensa de exfoliación fatta en casa. Podés o bien comprarte alguno de esos sets de pedicuría a domilicio que ahora están tan de moda o bien apostar a una receta clásica de las abuelas: tres cucharadas de aceite de almendras y dos cucharada de sal gruesa. Se mezcla todo, se aplica sobre los pies y se masajea, insistiendo un poco más en los talones y otras zonas de apoyo. Después de enjuagar bien, secar con golpecitos y aplicar escofina o piedra china allí donde haga falta exterminar durezas. Otro paso clave es la hidratación. Para eso, usando una crema corporal de buena calidad, untate los pies y después masajeá mediante un movimiento ascendente que vaya desde las puntas de los deditos en dirección hacia el tobillo. Si querés (o, mejor dicho, si notás que tus pies están muy castigados) hacé este tratamiento de noche, dejate la crema puesta y calzate un par de zoquetes antes de irte a dormir. Al día siguiente, no vas a poder creer lo suaves que van a estar.
- Detalles de “terminación”
- Si bien a esta altura del partido la mayor parte del “trabajo pesado” ya estará hecha, aún restan un par de trucos que hacen toda la diferencia entre un pie prolijo y un pie perfecto. ¿Por ejemplo? Un baño de inmersión en agua tibia con aceite de coco, de almendras o cualquier otro que te garantice suavidad suprema. También podés reemplazar el baño por un masaje con aceite, de modo tal que la piel de los pies (ya limpia, exfoliada e hidratada) pueda absorber al máximo las sustancias emolientes del producto. Y, ahora sí, tiempo de uñas. ¿Nuestro consejo? A menos que la forma de las tuyas sea realmente perfecta, olvidate de los colores que las pongan en evidencia y apostá, mejor, a un brillito tranquilo o bien a una base natural. ¡Un aplauso por esos pies!.
¿SABIAS QUE?
en algunos países de Oriente, como la India, se considera de pésima educación sentarse con los pies en dirección a tu interlocutor!.
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